La marca de búsqueda tradicional Yahoo no ha dicho su última palabra. Mientras muchos la consideraban fuera del juego, la compañía está desplegando una jugada doble que podría redefinir su lugar en la industria tecnológica:

👉 Está desarrollando su propio navegador web

👉 Y ha manifestado públicamente que le gustaría comprar Chrome si un tribunal obliga a Google a venderlo.

Este interés no es casual. Llega en el contexto de un juicio antimonopolio en Estados Unidos que podría sacudir los cimientos del poder digital.

En el juicio antimonopolio contra Google, se planteó una medida radical: forzar a la compañía a vender su navegador Chrome para limitar su dominio en el mercado de búsquedas.

Chrome no solo domina el segmento de navegadores, sino que también es una puerta de entrada a la publicidad, datos y comportamientos de usuario a nivel global.

Ante esta posibilidad, Yahoo fue clara: si Chrome está en venta, quiere estar en la conversación como comprador.

Lo más interesante es que este interés no es improvisado. Desde hace más de un año, Yahoo viene trabajando en su propio prototipo de navegador web.

Este desarrollo interno está avanzando, con una posible fecha de lanzamiento estimada entre seis y nueve meses.

La compañía no solo observa la oportunidad externa, sino que invierte en capacidad propia. Eso habla de estrategia, de visión y de hambre de competir.

Porque el 60% de las búsquedas online se realizan desde navegadores. Hoy, Yahoo tiene solo el 3% de cuota en el mercado de búsquedas. Controlar un navegador —ya sea propio o adquirido— cambia por completo las reglas del juego.

Como expresó Brian Provost, director general de Yahoo Search:

"Si se tiene un navegador, se controla el acceso al comportamiento del consumidor. Y eso lo cambia todo."

La lógica es contundente: quien controla el punto de acceso, tiene el poder de redirigir búsquedas, capturar datos, aumentar la visibilidad y escalar ingresos.

Económicamente, no es imposible.

Se estima que la adquisición de Chrome podría costar decenas de miles de millones de dólares. Yahoo, respaldada por Apollo Global Management, tiene músculo financiero para entrar en la puja si se abre esa puerta.

Y no solo eso: comprar Chrome sería el atajo perfecto para acelerar su retorno al centro del ecosistema digital, con una base de usuarios ya consolidada.

Si la compra no se da, Yahoo no se quedará quieta. Su prototipo de navegador propio continúa en desarrollo.

Esta ruta es más lenta, pero si se ejecuta con precisión, puede posicionarse como una alternativa real para los usuarios que buscan independencia de Google y nuevos estándares de privacidad y funcionalidad.

-Redistribución del mercado de búsquedas

-Nuevos jugadores en la carrera por la publicidad digital

-Descentralización del tráfico web

-Más opciones y diversidad tecnológica para los usuarios

Este no es un movimiento menor. Es un posible giro en el equilibrio digital, donde Yahoo, lejos de rendirse, está construyendo el próximo capítulo.

Yahoo está haciendo movimientos reales.

No se trata de nostalgia ni de volver por volver. Se trata de entender que, en la era de los datos, el navegador es poder.

Y Yahoo quiere recuperar el suyo.

Mientras Google enfrenta presiones regulatorias, Yahoo afila su estrategia. Porque cuando las reglas cambian, los jugadores inteligentes no esperan: se posicionan.